Propiedades de la Iglesia Católica en perspectiva del Concilio Vaticano II

Abstract

Con el término propiedad entendemos aquello que pertenece a alguien. Si se trata de propiedad esencial entonces suponemos aquella cualidad que deriva de la propia naturaleza de ese objeto. En este sentido, las propiedades de la Iglesia se refieren a los cuatro atributos señalados en el símbolo niceno-constantinopolitano del año 381, donde se consideró a la Iglesia como “una, santa, católica y apostólica”. Dichas propiedades, son aquellas características que se manifiestan visible e históricamente y que la hacen exteriormente discernible. Los católicos profesamos nuestra fe en esas cuatro notas de la Iglesia que son artículos o dogmas de fe. Encontramos en ellas una inagotable cantera de profundización en la verdad acerca de la Iglesia y su misterio. Se trata de cuatro atributos que “inseparablemente unidos entre sí indican rasgos esenciales de la Iglesia y de su misión” (CCE 811). El Concilio Vaticano II, también hizo referencia a la “única Iglesia de Cristo que en el símbolo confesamos una, santa, católica y apostólica” (LG 8). Ahora bien, conscientes de que la Iglesia es una realidad teándrica, es decir, divina y humana y, por tanto, inabarcable, en el presente trabajo, tenemos la intención de aproximarnos al contenido teológico de sus cuatro atributos. Asimismo, consideraremos los aportes del Concilio Vaticano II, que constituyó un giro extraordinario en la autocomprensión de la comunidad eclesial. Pues, fue un acontecimiento que puso en marcha un proceso de apertura y diálogo, de actualización y renovación de toda la orientación eclesial, tanto pastoral como institucional. Esta investigación comprende cuatro partes que corresponden a cada una de las propiedades de la Iglesia. Asimismo, presentamos algunas conclusiones a las que hemos llegado al realizar el presente trabajo.